Por fin. Es el día, comienza la etapa maratón. Recogemos todos los bártulos con rapidez y nos ponemos en la cola de salida, pero por desgracia hay tanto atasco que nos toca esperar una hora y cuarto. Al tomar la salida nos preguntan si habíamos pasado ayer el control mecánico obligatorio. Evidentemente decimos que sí, aunque nos lo saltamos. No nos ponen ninguna pega y decidimos salir rápido para pillar a los valencianos, que han salido dos horas antes. Comenzamos sin problemas y pensando un poco en mantener el coche, ya que hoy no habrá asistencia mecánica.
Tenemos muchos coches por delante y resulta un poco pesado ya que es difícil adelantar. Va pasando la mañana y decidimos no comer para no perder tiempo e ir recortando, sin embargo pronto empiezan los problemas. Parece que la rueda delantera derecha está metiendo ruido, y no sabemos si es de dirección o de transmisión. Toca parar y comprobarlo. Por suerte era la dirección, la llevábamos prácticamente suelta. Apretamos los tornillos y continuamos. Funciona perfectamente y desaparecen los ruidos, así que alegría generalizada. (casi nos creemos mecánicos ya!)
Hay que hacer el mayor número de kilómetros sin parar, antes de que se eche la noche, pero el coche pega en todos los baches… Vuelta a parar para comprobar, y como esperábamos llevamos el cubrecárter suelto. Apretamos los tornillos que quedan y en los que hemos perdido los sujetamos con bridas. Apaños caseros pero no nos da para más! Son las 5 de la tarde y no hemos comido, pero queremos llegar hasta Zagora y pasar la noche allí.
Sin embargo se nos pone cuesta arriba, ya que hay muchos coches y mucho polvo, y no podemos correr mucho. Hemos desistido finalmente y sabemos que no llegaremos a Zagora, pero no sabemos si podremos juntarnos con los valencianos, o tocara pasar la noche solos donde toque. Aún así decidimos hacer el último esfuerzo y tirar fuerte, pero volvemos a tener mala suerte y nos quedamos atascados. (a dejarse el lomo!)
Con la tontería perdemos mucho tiempo y decidimos parar por el camino. Un grupo majete de franceses nos comenta que van a acampar varios juntos, y que a ver si queremos ir. Como no tenemos más opciones decidimos ir. Cenamos en compañía y por suerte hay un par de chicas que saben castellano. En este caso el erasmus nos da la vida, por fin podremos hablar!
Nos despertamos a las 5 y media para recoger todo, y a las 6 estamos en el coche de nuevo. Hemos dormido bastante mal, pero lo suponíamos. El tramo de caminos transcurre sin problemas, aunque sí que hemos visto un coche que ha tenido golpe. No parece nada serio, aunque el morro parece un acordeón. Por fin llegamos al último punto de control. Es una gozada, hemos conseguido completar la etapa sin mayores problemas! Quedan ahora 360 kilómetros, pero son por puertos de montaña asfaltados. (si se rompe el coche ahora tiene delito…)
Es la parte más aburrida de la etapa. Se resume en puertos de 45 kilómetros, nieve por el camino y algo monótono. Pero por fin llegamos a Marrakech. La entrada? Un caos… coches por todas partes, nadie respeta nada, y bocinas por todos lados. Encontramos el punto de control final y hay muchos turistas aplaudiendo. Casi parece que hemos ganado algo! Estamos completamente naranjas de polvo, pero lo hemos conseguido! Estamos en Marrakech!
La vuelta será otra cosa. 27 horas seguidas de coche para llegar a tiempo a clase… sólo por eso merecemos 6 créditos! Pero llegamos sanos y salvos, y sin ningún problema en el coche, eso sí, necesitamos muchas horas de sueño. Y en clase, después de estar rodeados de paisajes, con el ruido del coche, y completamente felices, resulta difícil atender, apenas nos ha dado tiempo a quitarnos la arena. Acabamos de llegar y ya lo echamos de menos!